martes, 24 de junio de 2014

Abercrombie & Fitch

Tras meses de "de este finde no pasa", "tengo que ponerme a escribir ya" y otras muchas intentonas fallidas, I'm back. Como el San Juan de la pasada noche. Sin haber pensado mucho en cómo actualizar este blog estrellado, mi cabeza me obliga hoy a no forzarla mucho y a escribir algo sobre la marcha. 

Cuando no sé de qué escribir o cómo empezar, siempre me da por divagar. Sin más, he pensado en lo cómoda que es mi sudadera. La que llevo puesta ahora. Es de Abercrombie. Siendo una marca que amo tanto y que tanto odio me merece por razones que después expondré, bien se merece un análisis en mi blog. 

Abercrombie & Fitch es una marca estadounidense, selecta y con una política más que cuestionable. Mi primer contacto con la marca fue en Londres en 2007. Casualidades y otras razones de por medio, me vi ahí, en el 7 de Burlington Gardens, Savile Row. Pasé un Starbucks de Vigo St, de camino desde Oxford Cr. y Piccadilly Cr por Regent Street, mi calle favorita del mundo entero. La tienda, en un edificio impresionante, se sabe que es una tienda por la entrada de un torso desnudo, un característico olor y normalmente una cola de gente esperando a entrar. Es una parada turística obligada en Londres. No he estado en ninguna otra de las tiendas que tienen por el mundo (que tampoco son tantas), pero imagino que la escena se repetirá. 

Abrumada por la cantidad de chicos guapos (que aparentemente trabajan allí), la poca luz interior y una música propia de un buen club, me vi rodeada de ropa preciosa, un estilo propio, cuidado e irrepetible. 

De las muchas veces que he estado en Londres, tanto de visita como viviendo allí, la primera visita que hago es a Savile Row. Por varias razones: 1. Hay que verlos. 2. Con lo que cuesta la ropa allí, es mejor comprar primero y dejar lo sobrante para las demás tiendas. Eso sí, no vayáis un sábado porque al salir tienes la sensación de ser un vampiro a la luz del día, con resaca de la mala y sorteando turistas sacándose fotos con los modelos de la entrada. 

La promoción la hacen fácil. El prestigio de la marca, con modelos y dependientes que atraen a cualquiera, el olor de Fierce por toda la tienda y la ropa y las bolsas con los torsos desnudos con las que sale todo el mundo lo hacen todo. Incluso siendo unos auténticos gilipollas. 

Lo reconozco hasta yo, que para ellos soy una persona non grata. Su ropa está destinada a un tipo determinado de gente joven. Como los de su tienda. La gente guapa. Y no sólo guapa. Guapa y que parece que han salido de la playa de surfear, de gente feliz porque su vida es maravillosa y todos los días les ilumina el sol de su casa de la playa. Esa imagen es la que venden, e imagino que todos nos sentimos un poco así cuando llevamos algo de la marca. Yo la casa y la playa lo tengo, lo demás no. Al lío, su política en cuanto a mercado objetivo, más allá de poder ser comprensible, es para no ir allí nunca más. No hacen ropa para gordos, como sus tallas ya dejan bien claro, ni para feos. Pero claro, luego llego yo, me compro su ropa, me la pongo y me da todo muy igual. Suck it up

Un estilo único, irrepetible. La calidad de la ropa se paga, pero es cierto que está ahí. Tengo vaqueros de hace años que siguen como el primer día y no será por falta de uso. Y como los vaqueros, las camisetas, las sudaderas o los vestidos. 

Os recomiendo la experiencia, si os gusta el estilo de ropa. Entrad y mirad, observadlo todo. En cuanto a la ropa, chicas y chicos os preguntarán cada poco "Hey how you doing?" y luego si les pedís algo, igual os ayudan o igual no, porque los hay que están ahí para bailar y no para resolver problemas o ayudarte a encontrar lo que buscas. Pero si sois como yo, que prefiero que nadie me ayude y hacerlo todo sola, devolvedles la sonrisa y seguid a lo vuestro. Pruebate todo lo que te de la gana, disfruta de lo bien que huele todo (yo me compré el perfume ya dos veces) y ponte a la cola para pagar. Te dirán que los sigas en FB, Twitter y no sé cuantas más redes sociales. Vuelve a sonreír y sal de ahí. Que hagan lo que quieran, que hagan ropa para quien quieran, yo sigo comprando allí. 

Ahora con la tienda online es una accesibilidad soñada a un nivel que no os podéis imaginar. El pasado abril pasé un fin de semana en Londres y guardé todo el presupuesto de compras para A&F. Dicho y hecho. Una de las cosas que me compré fue la sudadera que llevo puesta, super cozy, más bonita y más cómoda imposible. 

Estilo romántico, boho, desenfadado, cuidado y bonito. Bonito es la palabra. Y para muestra, un botón. Os dejo fotos sacadas de su lookbook en la web www.abercrombie.com. 












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